A Dios
Padre ningún hombre lo ha visto.
El apóstol Juan inspirado por el Espíritu Santo enseña este principio:
“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito
Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18
Biblia RV60).
También el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu de Dios confirma
el mismo principio:
“El único
que tiene inmortalidad, que mora en luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver” (1Tim. 6:16
Biblia TNM).
De 1Timoteo 6:16 se desprenden cinco observaciones:
·
Jehová el Padre nunca ha muerto, Él es inmortal.
·
Jehová el Padre nunca ha pisado la tierra, envió
a su Hijo a la tierra
·
Jehová el Padre tampoco ha sido visto por la
humanidad.
·
El Hijo siendo Dios mismo solo experimentó la
muerte en su carne. Ahora el Señor
Jesucristo tiene el mismo cuerpo con el que murió en la cruz, pero glorificado.
Nadie puede ver a Dios y vivir.
Si el Espíritu Santo habló mediante los apóstoles Juan y Pablo
entonces ellos hablaron en espíritu y en verdad, Jehová el Padre no fue visto
por los patriarcas, ni por Moisés ni por el resto de la iglesia del Antiguo
Testamento. Como quedó demostrado por las Sagradas Escrituras, a Jehová el Abba
Kadosh ningún ser humano lo ha visto cara a cara. Cuando Moisés le pidió a
Jehová el Hijo que le permitiera ver su gloria, se lo concedió, pero le puso
una condición, le dijo que solo vería su espalda pero que no vería su rostro.
“Y añadió:
“No puedes ver mi rostro, porque ningún hombre puede verme y sin embargo vivir”
Y Jehová dijo además: “Aquí hay un lugar conmigo, y tienes que apostarte sobre
la roca. Y tiene que suceder que, mientras vaya pasando mi gloria, tengo que
colocarte en un hoyo en la roca, y tengo que poner la palma de mi mano sobre ti
como pantalla hasta que haya pasado. Después de eso tengo que quitar la palma
de mi mano, y realmente verás mi espalda. Pero mi rostro no se podrá ver”
(Éxodo 33:17-20 Biblia TNM).
¿Por qué razón Jehová el Hijo ocultó el rostro de Moisés? La única
respuesta posible es esta: El pueblo de Israel tenía poco tiempo de ser
liberado de Egipto y la mayoría de ellos aprendieron de los egipcios la
idolatría, la prueba de ello está en el libro de Ezequiel capitulo 23, donde
Jehová recuerda los pecados de Samaria (Aholá) y de Jerusalén (Aholiba)
aprendidos en Egipto. Jehová dice así de Jerusalén:
“Aun multiplicó sus
fornicaciones, trayendo en memoria los días de su juventud, en los cuales había
fornicado en la tierra de Egipto” (Ezequiel 23:19 RV90).
La palabra fornicación se refiere a una contaminación espiritual,
también puede traducirse a prácticas idolátricas, adoración a dioses de piedra,
de madera o metal, incluyendo sus ritos ceremoniales. También todo lector bíblico
recordará la escena más trágica en que perecieron más o menos 23 mil israelitas
por adorar al becerro de oro.
“Entonces
todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los
trajeron a Aarón; y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con
buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos
son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto. Y viendo esto Aarón,
edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta
para Jehová. Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y
presentaron ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se
levantó a regocijarse” (Éxodo 32:3-6 Biblia RV 60).
¡¡Antes de que Moisés cumpliera los cuarenta días en la presencia de Jehová, el pueblo de Israel olvidó que el gran Yo
Soy los había liberado del yugo de Egipto!!
Tan solo en mi país, México, se les “aparece” la virgen en el comal,
en el horno de microondas, o en el nopal y de inmediato le levantan una capilla
ahí donde se “apareció”. Me hago una pregunta subjetiva ¿qué hubiera pasado si
en lugar de Israel hubiera sido mi país México, el que hubiera estado en el
monte de Sinaí? Aunque mil veces hubieran visto la
gloria del Dios vivo no la hubieran aceptado, harían lo mismo que el pueblo hebreo, lo
ignorarían, por no haber visto su rostro. Porque todo lo que el ser humano ve y
toca lo cree. Pero los verdaderos hijos de Dios andamos por fe, no por vista.
Sin embargo algunas personas sí vieron cara a cara al
Ángel de Jehová ¿Quiénes fueron? ¿Y por qué razón?
La Biblia dice que algunas personas como: Abrahán, Agar, Jacob,
Gedeón, los padres de Sansón y el profeta Daniel vieron cara a cara a Dios; y
aunque éstos tenían la certeza de que morirían irremisiblemente Dios les
perdonó la vida. Porque la vida de estas personas formaba parte de un plan
Divino, reafirmar su palabra profética, o sea revelar sus planes para el tiempo
futuro y preparar el plan de salvación y vida eterna para la humanidad presente
y futura. Analice los siguientes textos:
Agar.
·
“Como Agar había hablado con el Señor, le llamó "el
Dios que ve", pues se decía: "Dios me ha visto y todavía estoy viva.
También por eso el pozo se llama: "Pozo del que vive y me ve". Este
pozo está entre Cadés y Béred” (Gen 16:13-14 Biblia Dios Habla Hoy Edición
Latinoamericana 1995).
Jacob.
·
“y Jacob llamó a aquel lugar Penuel, porque dijo: "He
visto a Dios cara a cara, y sin embargo todavía estoy vivo." (Génesis
32:30 Biblia Dios Habla Hoy, Edición 1996).
Gedeón.
·
“Entonces Gedeón se dio cuenta de que era el Ángel de
Yahveh y dijo: « ¡Ay, mi señor Yahveh! ¡Pues he visto al Ángel de Yahveh cara a
cara!» Yahveh le respondió: «La paz sea contigo. No temas, no morirás.»”
(Jueces 6:22-23 Biblia de Jerusalén Edición de 1976).
Los padres de Sansón.
·
“Y el ángel de
Jehová ya no repitió el aparecerse a Manóah y su esposa. Entonces fue cuando
Manóah supo que había sido el ángel de Jehová. En consecuencia, Manóah dijo a
su esposa: “Positivamente moriremos, porque es a Dios a quien hemos visto”.
Pero su esposa le dijo: “Si Jehová se hubiera deleitado solo en hacernos morir,
no habría aceptado de nuestra mano una ofrenda quemada y ofrenda de grano, y no
nos habría mostrado todas estas cosas, y no nos habría dejado oír como ahora
cosa semejante a esta”. (Jueces 13:21-23 Biblia TNM):
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del Espíritu Santo te llene de ciencia y sabiduría de lo alto.
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