viernes, 17 de junio de 2016

CONTRA EL RUSELISMO INTRODUCCIÓN






INTRODUCCIÓN

La apostacía, la renuncia a Cristo Jesús

Apostasía (del latín apostasĭa, y este del griego ἀπoστασία) es la negación, renuncia o abjuración a la fe en una religión. La misma palabra tiene otros significados: Es también la salida o abandono irregular de una orden religiosa o instituto; el acto del clérigo que prescinde usualmente de su condición, incumpliendo sus obligaciones clericales; o, de modo más general, el abandono de un partido para entrar en otro, o el cambio de opinión o doctrina.
La palabra apostasía tiene su origen en dos términos griegos: απο (apo), que significa "fuera de", y στασις (stasis), que significa "colocarse". En idioma griego moderno el término equivalente Αποστασία (apostasía) no siempre implica connotaciones religiosas, como puede verse en el caso de la apostasía de 1965 (en griego: Αποστασία του 1965), en un uso no religioso.
Hoy en día, la apostasía es reclamada como un derecho por la ciudadanía, como parte integrante del derecho a la libertad de conciencia y a la libertad de culto. Estas personas piden constar como apóstata, o que se elimine todo registro de pertenencia a un determinado grupo de creyentes y dejar de ser contado, a los efectos pertinentes, como miembro del grupo, sobre todo en aquellos casos en que la adscripción se produjo sin contar con la opinión del sujeto.
Desde un punto de vista religioso, las distintas religiones consideran la apostasía un acto de vicio, una corrupción de la virtud de la piedad, en el sentido de que, al fallar esta, la apostasía es su consecuencia. (Fuente: Wikipedia)
Cuando el Señor Jesucristo estaba a punto de partir hacia el cielo habló esto con sus discípulos: “Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor no sabemos a dónde vas; ¿cómo pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Esta declaración de nuestro Señor Jesús es ineludible.

Ningún ser humano nos puede conducir por el buen camino, nadie en esta vida posee una verdad absoluta, y mucho menos pude darnos vida eterna, solo Jesucristo. Ninguna persona, ninguna asociación, logia, institución religiosa o política puede representar al Padre en la tierra solo el Espíritu de Jesucristo.

Hoy, en la actualidad, la apostasía está presente en todo el planeta, las religiones que según están fundamentadas en el cristianismo varían en sus conceptos doctrinales, algunas son trinitarias y otras unitarias, sus dogmas de fe difieren unas con otras; también utilizan diferentes perspectivas para la interpretación de las Sagradas Escrituras, y como consecuencia, las personas que no tienen conocimiento bíblico ya no tienen hambre de la sana doctrina, se han confundido y no saben qué camino tomar, a causa de la multi religión. Por último la pugna y el odio entre las iglesias de una misma denominación se han incrementado cada día.

Ciertamente el apóstol Pablo marcó dos señales relevantes antes de la venida de nuestro Señor Jesucristo:
1.     La Apostasía
“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá [Jesucristo] sin que antes venga la apostasía” (2Tesalonicences 2:3 Biblia RV).

2.     Y la manifestación del hombre de pecado:
“y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (2Tesalonicences 2:3 Biblia RV).

En su segunda venida Nuestro Dios y Salvador Jesucristo, ¿cómo encontrará a aquellos que creen pertenecer a su iglesia? ¿Firmes en una sola fe o cavilando en su búsqueda incansable de la religión perfecta o verdadera?

Desde los inicios del evangelio la apostasía se introdujo en la iglesia primitiva, y el apóstol Pablo cuestionó a los que se habían convertido en sectarios:
“Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?” (1Corintios 1:12-13 Biblia RV60).
El padre de la mentira, Satanás, inmediatamente sembró en los cristianos primitivos el sectarismo y la apostasía.

El apóstol Juan discípulo inmediato del Señor Jesús denuncia en su tercera carta a un hombre llamado Diótrefes que se dice ser cristiano (3Juan 1:9). A este pastor o líder no le gusta ocupar el último lugar, sino el primero. Este hombre egocéntrico, tirano, manipulador y narcisista con cara de ángel estaba expulsando a sus miembros porque éstos recibían a los hermanos en Cristo ¿quién pues es el fundamento de la iglesia, Cristo Jesús o Diótrefes?

“Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia” (3Juan 1:9-10 Biblia RV). 

Otro hombre que era discípulo de Satanás, llamado Simón de Samaria quería obtener los dones del Espíritu Santo ¡¡con dinero!! Intentaba comprar lo que se recibe por gracia (Hechos 8:18-23).

En el cristianismo primitivo muchas personas actuaron fuera de los mandamientos establecidos por nuestro Señor Jesús.
En (Apocalipsis 2:14-15) se observa como el sectarismo invade a las iglesias del Señor, Balaam y los nicolaítas ejercen influencia en la iglesia de Pérgamo convirtiéndola en idólatra y fornicaria. En la Iglesia de Tiatira la falsa profetiza Jezabel (Apocalipsis 2:20) ha levantado otra secta y está contaminando la conciencia de muchos cristianos al  fornicar con ella. Y la ira de Jesucristo no pasa desapercibida, sentenciando duramente y declarando juicio contra los autores de la apostasía creciente.
Por otra parte los filósofos bajo la influencia sutil del diablo intentaron contaminar al evangelio de Jesucristo, los epicúreos, los estoicos, los gnósticos, los sabelianos, los fotinianos y los arrianos.
Han pasado los siglos y la filosofía antigua ha resurgido con fuerza, con el mismo rostro pero más hábil, más agresiva que nunca, más arrasadora, más fulminante… mas sin embargo, la palabra de Dios actúa en los verdaderos creyentes (1Tesalonisenses 2:13).  

(CONTINÚA) 





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